Desde hace siglos las ciudades se han desarrollado en un plano horizontal, donde las personas demandábamos casas convencionales atraídas por su independencia y los amplios espacios de estas. Pero, ante la urgente necesidad de preservar los espacios verdes, el modelo de ciudad se ha modificado.

Cada vez son más las personas que residen en núcleos urbanos y para el 2050 se tiene proyectado que el 75% de la población mundial resida en ciudades, lo cual traerá consigo una mayor demanda de vivienda e infraestructura relacionada con los servicios básicos y la movilidad.

La construcción desmedida de casas, apartamentos, centros comerciales… ha desembocado en que la tierra sea más escasa. Esta escasez ha provocado un aumento en el precio de adquisición de terreno.

Este desarrollo urbano ha cambiado en la actualidad, con el objetivo de buscar un desarrollo más sostenible, se ha tendido a desarrollar un modelo de expansión vertical. La eficiencia energética y el medio ambiente vienen acompañados de un crecimiento vertical y organizado.

Benalmádena

En la imagen aérea de Benalmádena tenemos un ejemplo de expansión horizontal en donde la búsqueda de espacios con viviendas unifamiliares o urbanizaciones de baja densidad se ha ido desarrollando por el municipio hasta agotar el suelo. Cada vez en búsqueda de ese oro líquido en forma de tierra se ha forzado la construcción hacia la montaña afectando a los montes colindantes y produciendo un impacto medioambiental difícil de corregir. Me pregunto si es ese es el modelo de ciudad que queremos.

Evidentemente mantener todos los servicios de infraestructuras en un espacio con crecimiento horizontal produce una contaminación poco sostenible, desplazamientos cada vez más largos son contraproducentes. Por eso el modelo de ciudad vertical que promulgamos en el estudio de arquitectura Neo Arquitectos es más generoso con el medio ambiente y con una mayor eficiencia energética que a la larga produce menos contaminación.

El modelo de expansión vertical de las urbes implica su desarrollo en altura, ocupando poca superficie del suelo. Esta reestructuración urbana nos permite explotar espacios pequeños y aprovechar sus recursos.

Esto nos permitirá concentrar en edificios mixtos todos los servicios de las urbes clásicas como viviendas, oficinas, centros comerciales, jardines… con transporte ecológico, vías de acceso a infraestructura de servicios sustentables como alcantarillado, carreteras y plantas de luz eléctrica. El objetivo de esta remodelación de las ciudades es ofrecer mejores condiciones de vida a sus habitantes, reducir la contaminación ambiental, además de los tiempos de desplazamiento y mejorar la calidad de servicios.

En Málaga se está trabajando la mejora de la ciudad estudiando propuestas para los antiguos depósitos de Repsol, una de ellas es la propuesta del Proyecto Bosque Verde en 2016, donde se presentó un proyecto vecinal que pretende mejorar la calidad de vida de Málaga desde el urbanismo, transformando un solar de 18 hectáreas en el mayor parque de la ciudad. Por otro lado, existe una propuesta municipal realizada hace tres años, para crear cuatro rascacielos de 932 pisos, un centro comercial, oficinas, un hotel, cuatro edificios de 400 viviendas de VPO y 130.000 metros cuadrados destinados a zonas verdes.

Propuesta municipal en los antiguos depósitos de Repsol en Málaga.

• Aceleración del crecimiento de la población mundial.
• Mayor superficie ocupada.
• Incremento del consumo energético y de recursos naturales.
• Contaminación ambiental.

Parque de la Paloma en Benalmádena.

• Optimización del suelo: Las estructuras verticales son una solución para el incremento de la demanda demográfica
• Facilidad de traslado: Al concentrar viviendas, comercios y oficinas reduce los tiempos de traslados. Esto reducirá el uso de vehículos lo que ayudará a la recuperación del medio ambiente.
• Mayor uso de recursos: El agua es mucho más eficiente en una construcción vertical. Esto fue demostrado por un estudio de varios profesores españoles expertos en gestión de agua y riesgos naturales. Las aguas grises o el agua de la lluvia también se podrían reutilizar y reducir así el gasto de este elemento cada vez más escaso.
• Reducción de la contaminación: Una ciudad vertical ahorraría hasta el 75% de energía y reduciría hasta un 90% las emisiones contaminantes.
• Infraestructura moderna: Edificios, carreteras, caminos para bicicletas y alumbrado se realizan con las nuevas normativas sustentables. Los edificios se crean con los materiales más sólidos y con la visión de resistir el paso de los años.
• Fomento de creación de áreas verdes: La creación de más áreas verdes ayuda a que los habitantes tengan un estilo de vida sano, estén conectados con la naturaleza y se planteen un nuevo concepto de comunidad y sociedad. Benalmádena cuenta con destacados parques, entre ellos, el Parque de la Paloma con una superficie superior a los 200.000 m2 y cuenta con un lago artificial, caminos adoquinados, zonas recreativas, aseos y establecimientos de restauración rodeados por jardines y zonas de descanso.

• Impacto energética de los edificios: es necesario buscar soluciones creativas e innovadoras que reduzcan el impacto energético de los edificios. Gran parte de esta energía es consumida por los ascensores.
• Impacto visual producido por los altos edificios.
• Evacuación en caso de emergencia: el aumento de plantas en los bloques de edificios provocará que haya más dificultad de evacuarlo en caso de emergencia.

En definitiva, podemos resumir que el modelo de expansión vertical tendrán ventajas absolutas en la eficiencia energética y la optimización del suelo urbanizable. Los beneficios que la naturaleza ya da por sí misma mezclándolo con las nuevas tecnologías y estudios con la intención de generar ciudades más verdes, generarán un mayor confort, una mejor calidad de vida y  facilitará la movilidad de los ciudadanos.