El futuro de la construcción ya está aquí con la metodología BIM (Building Information Modeling). Estas siglas cada vez más presentes en el mundo de la arquitectura, es motivo para adaptarnos o quedarnos obsoletos.

¿Qué es el BIM?

Es un sistema de gestión de las obras de construcción que está basado en el uso de un modelo tridimensional virtual relacionado con bases de datos. Esta base de datos genera y maneja la información acerca de un edificio durante todo su ciclo de vida, además de actualizar en tiempo real cualquier cambio que se efectúe durante el proyecto.

Los modelos BIM se obtienen desde la generación de objetos con sus propios atributos en maquetas virtuales. Estos objetos representan los elementos constructivos físicos a gestionar y controlar, los cuáles se registran en una o varias bases de datos con la información de los espacios construidos, elementos, materiales, medios y recursos implicados en su gestión.

Este método es plenamente colaborativo. Los agentes del proceso constructivo comparten todo su conocimiento para hacer más eficientes todos los aspectos de los edificios o las infraestructuras.

¿Quiénes participan en la metodología BIM?

Varias personas pueden trabajar simultáneamente en un mismo proyecto, por lo que mientras algunos arquitectos se centran en la definición de las divisiones internas de un piso, otros estudian la fachada del edificio, junto con un tercer equipo que diseña detalles.

Los principales implicados en un proyecto BIM – arquitectos, ingenieros, constructoras generales y propietarios– tendrán acceso a toda la información para tomar decisiones, incrementando  la eficiencia, productividad y  rentabilidad de un proyecto.

Ventajas de la metodología BIM.

  • Mejora el servicio al cliente ya que su representación permite explicar mejor los proyectos a clientes e interesados.
  • Dispone de un protocolo de datos que permite a gobiernos, industria, y fabricantes operar más eficazmente dado que es más fácil compartir información, analizarla en el tiempo, y reutilizarla.
  • Optimiza la estimación de costes debido a que se plasma la realidad de forma específica en los proyectos.
  • Previsión y anticipación de errores.
  • Disminuye los riesgos en el proceso de construcción.
  • Aumenta y optimiza la eficiencia y calidad en la entrega de proyectos integrados (IPD).
  • Nos permite saber el impacto energéticode cada uno de los materiales que componen la obra. De este modo, se podrán crear edificios inteligentes cada vez más integrados con el entorno, sostenibles y eficientes.

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